Cetrerías
y cetreros del mundo.
Si bien se puede
considerar Asia como la cuna de la cetrería, hace ya algunos
milenios, hoy en día, esta modalidad cinegética se
practica en todos los continentes habitados por el hombre,
evidentemente, con mayor raigambre en unos que otros. La amplitud de
especies de rapaces adiestradas para la práctica de esta
modalidad, sus orígenes, las presas que se pretenden capturar
y la gran variedad de ecosistemas donde se practica en nuestro
planeta hace difícil realizar un repaso concienzudo de lo que
comprende la cetrería a nivel mundial sin dejarse algo, pero
trataremos de hacerlo.
No
obstante lo dicho, unas líneas generales pueden adelantarse:
sin lugar a dudas, la especie más empleada tradicionalmente en
esta modalidad de caza ha sido y es el halcón peregrino (Falco
peregrinus), probablemente porque las modalidades más
practicadas en cetrería persiguen como objetivo principal la
captura de diversas aves silvestres en su medio natural de una forma
bella y deportiva. El peregrino, que además es el ave más
cosmopolita del planeta, presente en todos los continentes salvo la
Antártida, es el actor idóneo para desempeñar el
papel que los cetreros escriben en sus guiones, que persiguen lances
bellos y memorables. Esta ave es la reina indiscutible de una de las
modalidades cetreras con mayor tradición, la altanería.
A nivel mundial, para bajo vuelo, la especie con mayor tradición
ha sido el azor, presente en toda Eurasia y Norteamérica. No
obstante, desde los años 70, otra especie americana le hace
sombra, en especial entre los cetreros noveles, ya que presenta unos
requerimientos de adiestramiento y cuidados generales mucho menos
exigentes, y una efectividad en la caza en todo comparable al
anterior: el parabuteo de Harris, originario del continente
americano, ha extendido su influencia entre los cetreros mucho más
allá de su distribución natural desde los años
70, y ocupa muchas alcándaras en Europa que antes sólo
albergaban azores... En algunas regiones asiáticas, como las
altiplanicies mongolas, la reina de la cetrería es el águila
real, empleada para dar caza a mamíferos de mediano y gran
tamaño, en una cetrería con una función de
supervivencia más marcada que otras modalidades. Pero quizás,
la mejor manera de hacer un repaso de la cetrería a nivel
mundial sea hacerlo a través de los distintos continentes del
mundo:
América
del Norte.
Sin duda,
en la actualidad este es el paraíso para la práctica de
la cetrería a nivel mundial. Varios son los factores que se
han unido para ello: los cetreros norteamericanos disponen para su
actividad de numerosas especies de rapaces, al menos tres grandes
halcones: halcón peregrino (F. Peregrinus), halcón
gerifalte (Falco rusticolus) y halcón de las praderas (Falco
mexicanus), además de Esmerejones (Falco columbarius), azores
(Accipiter gentilis), gavilanes de cooper (Accipiter cooperii),
gavilán americano (Accipiter striatus), parabuteo de Harris
(Parabuteo unicinctus, fueron los cetreros estadounidenses quienes lo
popularizaron) águila real (Aquila chrysaetos), buteo de cola
roja (Buteo jamaicensis), buteo ferruginoso (Buteo regalis)... no
sólo eso, al menos en EEUU el Gobierno Federal permite, regula
y fomenta el acceso controlado de los cetreros, que han de superar
unas pruebas de aptitud, a todas estas especies capturadas del medio
natural, incluso al hasta hace pocas décadas escasísimo
halcón peregrino (F. Peregrinus), recuperado hoy día de
la extinción gracias al esfuerzo de cetreros, que
desarrollaron técnicas de reproducción doméstica
y de introducción en la Naturaleza para estas y muchas otras
especies. La reproducción doméstica está bien
asentada en Norteamérica, lo que permite a los cetreros que no
han conseguido un permiso de captura silvestre, o a aquellos que
prefieren volar variedades híbridas o alóctonas
disponer de ejemplares variados. Pero igual de importante que una
rapaz que echarse al puño, lo son presas y terrenos para
practicar la cetrería; la reciente ocupación del
subcontinente de América del Norte por parte del hombre, con
escasos 200 años de presencia en numerosas zonas, hace que en
EEUU y Canadá existan extensiones vastísimas de
terrenos casi vírgenes, con unas condiciones idóneas
para la práctica de la cetrería y abundancia y
diversidad de presas con las que probar la valía de las
rapaces. Al contrario que en España, no existen los cotos de
caza tal cual los conocemos aquí. Existen grandes regiones de
terreno público de acceso libre (con permiso federal) y
enormes latifundios privados que requieren únicamente de
permiso del dueño, no difícil de conseguir en la mayor
parte de ocasiones. Los cetreros casi pueden volar sus pájaros
sin tener que atender a límites de cotos de extensiones en
muchos casos ridículas para practicar la altanería. Por
último, la cetrería surge en EEUU prácticamente
en el pasado siglo XX, con pioneros que importaron técnicas de
Europa. No obstante, la especial idiosincrasia del pueblo americano,
poco atado a tradicionalismos rancios en cuanto a técnicas se
refiere, que le ha llevado a ser el más innovador en casi
todos los campos a nivel mundial, ha hecho que también sean
pioneros en el desarrollo y aplicación de técnicas
cetreras: técnicas de acondicionamiento para la altanería
como cometas o globos de helio, de musculación como los saltos
verticales y un gran intercambio de conceptos e ideas a través
de la NAFA hacen que las técnicas más novedosas en
cetrería hayan sido desarrolladas por los cetreros americanos.
La
mayor parte de cetreros norteamericanos están englobados en la
NAFA, la organización cetrera más importante a nivel
mundial, con al menos 2700 asociados. Defiende los intereses de los
cetreros americanos ante su gobierno y tiene excelentes publicaciones
que proporcionan mucha información a los socios. Los cetreros
también lideran la participación y creación de
otras entidades de renombre internacional en la conservación
de aves rapaces (como la Peregrine Fund) o en la investigación
de las mismas (la Raptor Research Foundation).
Las
modalidades cetreras son tremendamente diversas: por altanería,
las aves preferidas son peregrinos, praderas, gerifaltes y algunos
híbridos, en especial machos de gerifalte x peregrino. Se
destinan a diversas especies de patos, perdices, faisanes y
lagópodos. La pieza reina para los halconeros norteamericanos
es el sage grouse, un lagópodo pariente cercano de nuestro
urogallo y casi de su tamaño que habita praderas de matorral
al este de las montañas rocosas. Idaho o Wyoming acogen la
visita de buenos cetreros, halcones y perros de muestra en la
temporada de caza de esta especie. Los cetreros norteamericanos son
los máximos especialistas en el manejo de gerifaltes puros, en
especial de su condicionamiento para la altanería, habiendo
obtenido resultados espectaculares. Los aficionados a la mano por
mano con halcones la practican con esmerejones pasajeros, incluso
algún fanático de las viejas épocas ha logrado
practicar la caza de grullas con gerifaltes a caballo. Sólo la
mentalidad de los gestores norteamericanos, abierta y libre de
prejuicios en cuanto al aprovechamiento sostenible de recursos
naturales, permiten revivir lances de tanto esplendor en el medievo
europeo. El bajo vuelo tiene numerosos practicantes, especialmente
entre los habitantes de grandes ciudades, que encuentran mayores
facilidades en el extrarradio urbano para esta práctica. Las
especies también son muy variadas en comparación con
las que podemos manejar fácilmente los europeos. Desde patos
con azor americano, o ardillas con cola roja, a pequeños
pajaritos con el diminuto gavilancito americano. Recientemente, han
desarrollado técnicas de manejo de accipíteres
imprimidos que abren una puerta nueva (aunque no sencilla) al manejo
de estas difíciles rapaces.
Sin duda
las facilidades administrativas para la práctica de la
cetrería no les “han llovido del cielo” a los
cetreros norteamericanos. Varios factores se han aunado para crear y
mantener esta buena sintonía general en la regulación
de la cetrería en EEUU. Primero, en EEUU se creó y
comenzó a aplicar, en vastísimo número de
toneladas anuales, el DDT a comienzos de los años 50. Durante
aquellos años, las rapaces silvestres contaban con pocos
entusiastas, la gran mayoría cetreros que controlaban y
cuidaban las parejas silvestres que conocían todos los años,
para poder capturar alguno de sus pollos para practicar cetrería.
Estos pioneros americanos fueron los que dieron la voz de alarma de
que algo estaba pasando, en una época con muy pocos
ornitólogos trabajando en el campo: “sus” parejas
de peregrino empezaban a fallar año tras año a la hora
de criar, hasta que muchas desaparecían para no volver a los
cantiles de cría. Fueron cetreros americanos los que
organizaron los primeros congresos sobre este problema, en los que se
puso de manifiesto que este problema no sólo estaba afectando
a peregrinos americanos, sino a muchas otras especies, principalmente
ornitófagas, y de muchos otros países del mundo. Al
poco se descubrieron y demostraron los perjudiciales efectos del DDT
y otros pesticidas organofosforados. La presión de varias
entidades fundadas y dirigidas por cetreros, principalmente la
Peregrine Fund logró la prohibición del DDT en EEUU,
hecho que fue adoptado por la mayor parte de países
desarrollados del mundo. Pero no sólo eso, estas mismas
entidades, con aves cedidas por cetreros, pudieron desarrollar
técnicas de reproducción doméstica con buenas
productividades (aunque las primeras experiencias conocidas a nivel
mundial fueron realizadas por alemanes en los 40) y pusieron en
práctica procedimientos adaptados de la crianza campestre
tradicional, método también desarrollado por cetreros
(hoy día más conocido como hacking) que permitieron
recuperar en el año 1999 al halcón peregrino
norteamericano. Vemos que los cetreros estadounidenses fueron los que
detectaron el problema en sus peregrinos, los que presionaron al
gobierno para prohibir las sustancias químicas que provocaban
el problema y los que pusieron remedio al mismo con la reproducción
doméstica y posterior reintroducción en la Naturaleza.
La administración americana, consciente de ello, reconoce el
derecho legítimo de los cetreros de capturar aves rapaces del
medio natural para la práctica de la cetrería, hecho
este que ha quedado demostrado científicamente en
publicaciones de reconocido prestigio internacional como inocuo a
tasas de explotación moderadas (del orden incluso del 20% de
los pollos anualmente producidos por una población de aves
rapaces sana)
Con
todo, no debemos olvidar que Norteamérica, a parte de EEUU, lo
conforma también Canadá. En este país existen
pocos cetreros, la mayor parte de ellos socios también de la
NAFA. La situación en este país es más
complicada que en el vecino del sur: prohibiciones locales,
prohibición de acceso a rapaces silvestres, sospechas
infundadas (y no probadas, a pesar de haberlo intentado
insistentemente con fondos públicos) por parte de
administradores de redes de tráfico ilegal de rapaces hacia
oriente medio, inviernos durísimos y terrenos más
boscosos y menos aptos para determinadas modalidades hacen que en
Canadá la tradición y el número de entusiastas
sea menos notorio que en EEUU.
Centro y
Sudamérica.
En términos
generales, la cetrería en esta amplia región cuenta con
pocos años de tradición, si exceptuamos la práctica
(desconocida en gran parte) de la misma en determinadas zonas y
épocas por los conquistadores españoles hace ya siglos.
México es el país que cuenta con mayor número de
practicantes.
Casi todos
los cetreros centro y sudamericanos cuentan con algo en común
con muchos cetreros españoles: su manual de iniciación
lo escribió un cetrero muy conocido para todos, Félix
Rodríguez de la Fuente. Si bien, con posterioridad, la
influencia de los cetreros estadounidenses a través de la NAFA
y algunos famosos personajes (p. Ej. Harry McElroy), en especial en
los cetreros mexicanos, ha hecho que la manera de practicar la
cetrería se vaya pareciendo algo más a los conceptos
modernos de los vecinos del norte.
La mayoría
de países del subcontinente centro y sudamericano permiten,
bajo determinadas condiciones, capturar aves rapaces silvestres para
la práctica de la cetrería. Así, los mexicanos
son de los pocos privilegiados que pueden cazar con peregrinos
pasajeros a nivel mundial, muchos de los cuales son devueltos al
medio natural una vez finalizada la temporada de caza. Una de las
cazas que goza de más tradición en México es
precisamente la de patos con peregrinos pasajeros, de las variedades
anatum y tundrius. Además, los cetreros mexicanos son expertos
en el manejo del parabuteo de Harris, muchos de ellos igualmente
pasajeros. Los mejores resultados a nivel mundial con esta especie,
en especial en lo que a captura de presas emplumadas se refiere, los
obtienen estos abnegados cetreros.
Los
diversos países de Sudamérica tienen un número
de practicantes muy inferior a México. Algunos entusiastas
están comenzando a crear asociaciones nacionales para tratar
de fomentar la práctica de la cetrería y contribuir con
nuestras técnicas a la conservación de las rapaces
silvestres, como es el caso de Brasil o Argentina, alguno de ellos
nos han solicitado ayuda a los cetreros españoles a través
de AECCA, la cual, dentro de nuestras posibilidades, hemos aportado.
A pesar del bajo número de practicantes, las tierras
argentinas o brasileñas, entre otras, deben presentar algunas
de las mejores regiones del mundo para practicar la cetrería,
así como rapaces desconocidas para los cetreros europeos hasta
hace poco con grandes cualidades, como el halcón aplomado, el
murcielaguero o el de pecho anaranjado, por no hablar de diversos
accipíteres para el bajo vuelo. La reproducción
doméstica es una actividad incipiente aún a lo largo de
esta amplia región del mundo, aunque ya se han obtenido
resultados, en bajo número aún, con la mayor parte de
rapaces empleadas por los cetreros en estas regiones.
Europa
La
práctica de la cetrería en Europa cuenta con una
tradición de siglos, y en la actualidad se encuentra asentada
en casi todos los estados de este continente de manera adecuada. Las
tres potencias cetreras europeas, por orden de importancia en la
actualidad, son Inglaterra, Alemania y España. Inglaterra es
quizás la potencia mundial número uno en reproducción
doméstica de aves rapaces, con varios miles de nacimientos
todos los años, que abastecen no solo a los practicantes
autóctonos de las islas, sino a muchos otros del continente
europeo, principalmente españoles. La sociedad inglesa tiene
enormes presiones de grupos animalistas y conservacionistas que hacen
difícil la práctica de numerosos deportes cinegéticos
y no digamos el acceso a rapaces silvestres para los cetreros (a
pesar de que cuentan junto a España con las mayores densidades
mundiales de peregrino y gavilanes). Ello motivó prontamente,
en los 70, el desarrollo masivo de pequeños centros de cría,
algunos de los cuales se han colocado hoy día entre los más
importantes a nivel mundial en cuanto a volumen de nacimientos y
especies reproducidas. En el ámbito de la conservación,
los cetreros ingleses lograron en los 80 la reintroducción en
las islas del extinto azor, que sucumbió a la persecución
de guardas de caza y a la deforestación de las islas ya a
principios del siglo XX. No obstante, este hecho nunca ha sido
reconocido ni agradecido, ni por la administración inglesa, ni
por sociedades conservacionistas.
Los
ingleses practican mayoritariamente una cetrería
tradicionalista, en la que las formas y maneras están muy
cuidadas. Dentro de la altanería clásica, de origen
europeo, las modalidades reinas son la caza de la perdiz gris y el
lagópodo escocés, esta última practicada a
finales del verano en las parameras escocesas, es de fama mundial
entre todos los halconeros. También la perdiz roja,
introducida con fines cinegéticos, es otra de las piezas
objetivo de los cetreros altaneros. Gran parte de estas piezas (ambas
perdices y faisanes) provienen de los millones de ejemplares de
granja con los que se refuerzan cada año los campos ingleses.
Al igual que en EEUU, salvo algunas parameras escocesas, los cotos de
caza privados no son muy abundantes y muchas veces solo se debe
contar con el permiso del dueño de tierras para poder cazar
con rapaces. Es más, en el caso del bajo vuelo, el conejo
(especie introducida) es considerado como peste y se permite su
captura durante todo el año, con el empleo de hurones, etc. La
caza de mano por mano con halcones también cuenta con
entusiastas de renombre internacional, que tratan de revivir lances a
cornejas al estilo clásico de mediados del siglo XIX, esto es,
a caballo y al paso de las cornejas. También en este contexto,
la caza de alondras con esmerejón, gracias a un permiso
especial emitido por las autoridades inglesas para los cetreros,
tiene una buena tradición y acogida en las islas. En el bajo
vuelo, el parabuteo de Harris ha ocupado el primer puesto en el
ranking de especies empleadas, superando a azores y gavilanes. Pocos
entusiastas manejan águilas, aunque han alcanzado notables
resultados con águila real y perdicera. El cola roja tiene
también cetreros que lo manejan.
En
Alemania, el bajo vuelo con azores e incluso águilas es la
modalidad reina, no obstante existen numerosos practicantes de
altanería con halcones. Otra potencia en reproducción
doméstica, muchos de los criadores de grandes halcones e
híbridos tratan de abastecer al mercado árabe, paliando
de esta manera el impacto sobre las poblaciones asiáticas de
halcones sacres, que son trampeados en grandes números para la
cetrería árabe, hecho este que está, junto a
otros factores ajenos a la cetrería, causando problemas de
conservación. La inundación del mercado árabe
con pájaros nacidos de estos programas de cría, con los
métodos apropiados de desarrollo para esta especial cetrería,
ayudaría a solventar el problema. Los cetreros alemanes han
sido los más auto-restrictivos a nivel mundial. Tanto es así
que, gracias a grupos de presión de cetreros, va a entrar en
vigor una normativa que prohíbe criar, poseer y volar híbridos
a todos los cetreros alemanes, con un periodo hasta el 2014 para
reconversión de los planteles de cría. Todo ello a
pesar de la falta de pruebas científicas de impacto de estas
aves en las poblaciones autóctonas de rapaces silvestres,
salvo contados casos de híbridos asilvestrados sin apenas
éxito reproductor. En el ámbito de la conservación,
los cetreros alemanes desarrollaron programas similares a los
americanos para reforzar sus poblaciones de peregrinos, que sufrieron
enormemente problemas por pesticidas. La población
alemano-polaca de peregrinos reproductores en árboles quedó
extinguida, y está siendo recuperada en la actualidad gracias
a este esfuerzo de los cetreros alemanes.
España
no se tratará en este documento, ya que presenta uno
específico. El resto de países europeos tienen un
número de practicantes más limitado, pero no por ello
de menor calidad. Los franceses son grandes practicantes de la
altanería a la perdiz gris y roja, con excelentes tierras
agrícolas y llanas donde practicarlo. También los
italianos desarrollan en la actualidad la práctica de una
cetrería variada. La república checa goza de una mezcla
de cetrería europea y asiática que enriquece su manera
de practicar y entender la cetrería, existiendo gran número
de aguileros que manejan águilas reales para la caza del corzo
y la gran liebre europea, azoreros con excelentes aves, y halconeros
con buen manejo tanto de peregrinos como de sacres. La asociación
checa de cetrería es, junto a AECCA la tercera o cuarta en
orden de importancia europea en cuanto a volumen de socios, sobre
400, y por detrás del British Falconers Club y del Deusthcher
Falkenorden, que cuentan más o menos con 1000 socios. A pesar
de su legislación restrictiva, los Países Bajos también
cuentan con un buen número de practicantes, herederos de una
de las cunas culturales de la cetrería europea del siglo XIX.
Algunos de los países nórdicos europeos tienen un
tratamiento legal extraordinariamente restrictivo, incluso Dinamarca
prohíbe la práctica de la cetrería, país
este donde en la actualidad es posible dar muerte a azores cuando
causan daños en granjas pero no utilizarlos para la práctica
de la cetrería.
Asia
Se ha
comentado previamente que Asia es la cuna de la cetrería a
nivel mundial. Algunas de las modalidades practicadas por los
cetreros asiáticos, probablemente sean las más cercanas
en cuanto a técnicas y equipo empleado a la cetrería en
sus orígenes.
Asia es un
enorme continente, muy diverso ecológica y culturalmente
hablando, y la cetrería y sus maneras de practicarla son un
reflejo de esta pluralidad.
Sin
duda, actualmente y a nivel mundial, son los países árabes
en donde la cetrería está más arraigada como
tradición. Son varias decenas de miles los halconeros que
practican la cetrería en las tierras del profeta Mahoma. Sus
especiales condicionantes desérticos hacen que las rapaces más
empleadas sean los halcones sacres, que son trampeados en gran número
durante sus movimientos migratorios y muchos de ellos devueltos a la
libertad tras finalizar la temporada de caza. Actualmente, también
los híbridos, especialmente grandes hembras de gerifalte x
peregrino o gerifalte x sacre son muy valoradas por el mercado árabe,
especialmente si son aves con crianza campestre, que asemejan más
el vuelo y maneras de los pasajeros (para los cuales han desarrollado
durante siglos estos cetreros sus técnicas de adiestramiento).
Los grandes gerifaltes blancos son codiciados, pero suelen encontrar
acomodo sólo en las halconeras de los jeques más
poderosos. La caza más tradicional se ha practicado de mano
por mano, cazando hubaras (una pequeña avutarda del desierto)
y liebres desérticas con ayuda de los salukis, perros
parecidos a los podencos. En los últimos años,
numerosos cetreros occidentales han acudido a trabajar con los
cetreros árabes en tres campos principalmente: reproducción
doméstica, clínicas veterinarias y conservación.
En la
reproducción doméstica, la mayor parte de centros
árabes, de reciente creación, tienen las mejores y más
lujosas instalaciones del mundo, y son dirigidos por cetreros
occidentales, incluso alguno español. En cuanto a las clínicas
veterinarias, varios jeques árabes han financiado clínicas
en las que se tratan dolencias comunes de los halcones en la cetrería
árabe y se desarrollan programas de conservación,
monitorizando la entrada y salida de ejemplares, a los que se les
equipa con microchips subcutáneos que permiten hacer un
seguimiento anual de mortalidad por clases de edad. En cuanto a
conservación, el ERWDA, equivalente al Ministerio de Medio
Ambiente de los Emiratos Árabes Unidos, ha fichado a varios
cetreros biólogos occidentales, que han diseñado y
desarrollan programas de conservación fuera de sus fronteras,
focalizados principalmente en garantizar la sostenibilidad del
trampeo de halcones sacres, las tasas de caza de hubaras (que también
son criadas en cautividad para su repoblación) y otras
especies y espacios de nulo interés en cetrería.
En las
estepas rusas y mongolas se practica otra de las modalidades que
hunde sus orígenes en las mismas raíces de la cetrería:
la caza con águilas reales cuenta con devotos practicantes,
especialmente entre miembros de los kirguises, tribus nómadas
centroasiáticas. Estas aguerridas gentes, capturan águilas
reales que son adiestradas para la caza de mamíferos de
mediano tamaño, especialmente zorros, liebres y conejos. Hasta
hace poco esta cetrería presentaba un componente de necesidad
para la economía familiar de sus practicantes: las piezas
capturadas servían como complemento alimenticio y las pieles
eran vendidas para aportar unos fondos extras. Actualmente, al igual
que en el resto del mundo, esta finalidad casi no existe y los
aguileros kirguises adiestran sus águilas para disfrutar de su
caza y compañía durante años. Uno de los lances
más míticos entre todos los cetreros del mundo lo
protagonizan estos hombres y sus águilas: la caza del lobo.
Hasta hace poco considerado un mito, se ha podido comprobar
recientemente por medio de documentales que es cierto: si bien pocas
águilas poseen el arrojo suficiente para encarar los 50 kg. de
este formidable depredador, existen algunas que han logrado capturar
varios ejemplares en su carrera cetrera.
En China
la cetrería también es practicada, si bien actualmente
centrada en comunidades rurales, lejos de la antigua
institucionalización que como actividad de nobles y
emperadores gozó esta modalidad. La revolución
comunista probablemente borró de un plumazo esta
característica de la cetrería china. Algunos
entusiastas occidentales han recorrido el país para documentar
las modalidades practicadas, que son tan diversas como en cualquier
otro gran país del mundo. No obstante, el bajo vuelo con
accipíteres y halcones sacres parece dominar las horas de
práctica cetrera. En Japón actualmente también
existen practicantes, aunque se centran también en el bajo
vuelo con accipíteres, existen pocos halconeros.
Podemos
cerrar este repaso a Asia indicando que una de las modalidades más
atractivas de la cetrería, la altanería, apenas se
practica salvo por contados especialistas que han importado técnicas
europeas. Probablemente la altanería, que surgió en
Europa como refinamiento de la cetrería contemplada como
actividad lúdica, encontró poco apoyo en los cetreros
asiáticos, que hasta hace poco practicaban el deporte como
método de subsistencia.
África
La
cetrería en África goza de pocos años de
práctica, salvo en la zona norte del continente. Aquí
se practica una cetrería similar en gran parte a la arábiga,
con condicionantes locales y regionales. Existen asociaciones de
cetrería al menos en Marruecos, que tratan de mantener el
acervo cultural de la práctica de esta modalidad.
En el
resto del continente, donde se practica cetrería suele ser en
países en los que fue introducida por colonos europeos,
principalmente Sudáfrica y Zimbabwe, y donde mayoritariamente
aún hoy es practicada por los herederos de estos colonos, con
excepciones. Curiosamente, en Zimbabwe existe un núcleo de
cetreros “hiperactivos” que han conseguido notables
progresos en la práctica de esta actividad y en la
conservación de las aves rapaces. En cuanto a práctica
cetrera, Zimbabwe es sin duda el único país a nivel
mundial en el que la cetrería se ofrece como actividad
extraescolar en un instituto, entidad que cuenta con un cetrero
contratado que enseña cetrería a un reducido grupo de
alumnos que se alistan para realizar esta actividad en horario fuera
de estudios. Deben trampear una rapaz silvestre (hecho legal en la
gran parte de estados africanos), deben llevar un pormenorizado
diario de su evolución y deben adiestrarla y cazar con ella.
Al final de la temporada, es mantenida para que hagan mano cetreros
noveles de primer año o bien devuelta a la naturaleza, en caso
de no ser necesario su cometido como “adiestrador” de
jóvenes cetreros. Este mismo grupo de cetreros de Zimbabwe
lideran la conservación de rapaces en su país, y de
esta peculiar escuela de cetrería han surgido algunos
investigadores de rapaces que actualmente tienen publicaciones de
reconocido prestigio a nivel mundial con varias rapaces africanas. A
su vez, desarrollan un programa de reproducción en cautividad
de especies poco abundantes, siendo de los pocos en el mundo que
tienen éxito criando actualmente el halcón Taita, Falco
fasccinucha.
Sin duda,
África debiera ser otro paraíso para la práctica
de la cetrería a nivel mundial, por los terrenos que atesora
el continente, y la gran densidad y diversidad de presas a las que
dar caza con una rapaz adiestrada. Lástima que sean pocos los
cetreros...
Oceanía
Australia
actualmente prohíbe la cetrería salvo como técnica
de rehabilitación de rapaces heridas. Los pocos cetreros
practicantes, a penas una decena, se dedican principalmente a este
menester, y deben liberar sus rapaces una vez están aptas para
sobrevivir en la Naturaleza. Poca tradición cetrera existe en
este país. Lo mismo puede decirse de Nueva Zelanda, si bien no
nos consta que la cetrería figure como prohibida.
Recientemente una asociación neozelandesa ha sido admitida a
formar parte de la IAF, por lo que puede que la cetrería maorí
experimente un pequeño empujón.
Resumiendo...
Como se
mencionó al comienzo del artículo, actualmente la
cetrería es practicada allá donde ha llegado el hombre.
La reciente moda de tratarla como una actividad reñida con la
conservación encuentra su origen en el cambio de actitud de
las sociedades modernas hacia las rapaces, cambio de actitud generado
en la mayor parte de casos por cetreros que trabajaron para defender
a sus aliados alados en momentos de enorme persecución por ser
consideradas como meras alimañas. Este cambio de actitud que
protagonizaron cetreros como Rodríguez de la Fuente o Morlan
Nelson con documentales televisivos, entre otros medios, se volvió
en contra de los cetreros. Las rapaces ahora eran animales al borde
de la extinción y los cetreros sus consumidores. Pocas
administraciones, como la estadounidense, contemplaron a los cetreros
como depositarios de stocks de rapaces vivas en condiciones idóneas
para su reproducción, de numerosos beneficios
conservacionistas caso de regularse adecuadamente, y cediendo a
argumentos demagógicos de un reducido grupo de presión
de las sociedades modernas (grupos ecologistas), nos han tratado como
alimañas a perseguir, tratando por todos los medios de
terminar con una práctica sostenible modélica que lleva
nutriéndose de rapaces y presas silvestres durante milenios y
que no ha provocado la extinción ni rarefacción
documentada de ninguno de los recursos naturales que consume,
argumento que no pueden enarbolar numerosas actividades que gozan de
un tratamiento mucho más favorable que la cetrería,
como la misma caza con armas de fuego.
La
cetrería, practicada desde varios milenios al menos en Asia y
Europa, ha sido y es artífice de un movimiento transfronterizo
de numerosas rapaces alóctonas,
antes capturadas del medio natural, y hoy día con origen
mayoritario en la reproducción doméstica. Existe una
razonable y creciente preocupación en los gestores del medio
natural y entre grupos conservacionistas sobre los efectos que pueden
suponer organismos alóctonos en variedades autóctonas
de otros seres vivos a los que pueden desplazar o incluso eliminar.
Esto ha sucedido en numerosas ocasiones, pero casi siempre
involucrando como “culpables” a animales de ganado
doméstico (cerdos, gatos, perros, conejos, cabras, ovejas) o
ratas en un contexto de invasión de islas, con comunidades
animales muy mal adaptadas a invasiones repentinas de competidores y
depredadores más agresivos que ellos mismos, que evolucionaron
en un medio libre de depredadores o competidores durante miles o
millones de años, en el que perdieron capacidad de defensa.
Como decimos, la cetrería ha movido y mueve miles de aves
rapaces alóctonas al año entre numerosos países
y continentes (actualmente casi todos estos movimientos son
supervisados por el Convenio CITES) pero nunca se ha producido una
invasión de una población de aves rapaces alóctonas
fuera de su rango natural de distribución. Ha quedado
demostrado sobradamente que las aves rapaces, al menos las empleadas
en cetrería (que han sido las más comercializadas)
presentan una invasividad nula, no son capaces de asentarse como
población reproductora fuera de su rango natural de
distribución. Dicho esto, sólo se comprende el excesivo
celo de algunas administraciones, que tratan de limitar el uso de
rapaces alóctonas en sus territorios mientras hacen la “vista
gorda” a la importación de otros organismos que sí
han demostrado causar problemas en muy pocos años, bajo el
prisma de la incapacidad e ignorancia profesional de los técnicos
encargados del diseño de las políticas de conservación
de la Naturaleza en esas administraciones.
Por
último, pocas actividades como la cetrería han servido
y sirven de nexo de unión entre personas que comparten una
afición común. Es curioso observar como un aguilero
kirguis abre las puertas de su cabaña familiar para que un
halconero americano pase 15 días de caza en las estepas
mongolas, o como unos cetreros nipones pasan un fin de semana
observando como se cazan perdices rojas por altanería en Jerez
de la Frontera con peregrinos españoles.
¡Larga
vida a las cetrerías del mundo!